El miércoles 1° de diciembre de 2010 comienza el juicio Oral y Público a Luis José Ricchiuti (ex miembro de Inteligencia del Batallón 601 de Campo de Mayo) y Élida Renne Hermann por la apropiación de la hija de Beatriz Recchia y Antonio García, desaparecidos en 1977. Las audiencias se desarrollarán en el Auditorio Municipal de San Martín, ubicado en Sáenz Peña 4151 de José León Suárez, a partir de las 9.



martes, 28 de diciembre de 2010

Trece años y seis meses para Ricchiuti y ocho para Herman por el delito de apropiación.

Abuelas de Plaza de Mayo comunica con satisfacción que el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5 de San Martín acaba de condenar a José Luis Ricchiuti a trece años y seis meses de prisión y a Élida Hermann a ocho años, por el delito de apropiación de la hija de Antonio García y Beatriz Recchia, ambos desaparecidos en 1977 por el terrorismo de Estado.
Si bien las Abuelas habían solicitado 25 años, el Tribunal consideró que se trata de un solo hecho por lo que el ex miembro de inteligencia del Batallón 601 recibió casi el máximo de la condena prevista para esa violación (15 años). Por su parte, Hermann recibió ocho años, una de las penas más altas, hasta el momento, para una mujer acusada de apropiación no perteneciente a las Fuerzas de Seguridad.
El Tribunal además confirmó la decisión de la jueza Sandra Arroyo Salgado de anular la Partida de Nacimiento y el Documento Nacional de Identidad falsos de Bárbara, quien deberá ser inscripta con su verdadero apellido: García Recchia. Los jueces también rechazaron los planteaos de la defensa que pretendía la prescripción del delito y la anulación de los estudios de ADN que permitieron a Bárbara conocer su verdadera identidad.
El 7 de febrero se conocerán los fundamentos de la sentencia. Celebramos esta nueva victoria en el camino por la restitución de identidad, la búsqueda de verdad y justicia que llevamos adelante desde hace más de 33 años, por nuestros nietos y bisnietos, nuestros hijos y todo el pueblo argentino.

Ciudad de Buenos Aires, 28 de diciembre de 2010

Ricchiuti dijo sus últimas palabras

Luis José Ricchiuti, ex miembro de Inteligencia del Batallón 601, dijo sus últimas palabras antes de escuchar la sentencia en el juicio en el que se lo acusa –junto a su mujer Élida Hermann- de haber sido partícipe de la sustracción, ocultamiento y retención de la hija de Antonio García y Beatriz Recchia. “Yo no cometí ningún delito”, expresó el imputado y luego pidió perdón al Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5 de San Martín por los problemas legales provocados con su “acto humanitario” de cobijar una bebé a la que inscribió como hija propia.
Ricchiuti, fiel a su estilo, continuó la parodia iniciada en su declaración del 14 de diciembre. En aquella oportunidad destacó haber educado a “Barbarita” en la verdad, hoy confesó haberle pedido perdón a la joven –no por haberla arrancado de los brazos de su madre al nacer y privarla de su identidad durante más de 30 años- sino por haber pertenecido al Ejército. “Te hubieras perdido de conocerme”, asegura Ricchiuti que fue la respuesta de la principal víctima de esta causa.
Luego de años de búsqueda incansables y de escollos continuos para averiguar la verdadera identidad de su hermana, Juliana García Recchia, querellante en la causa, y el resto de los familiares presentes, debió escuchar de boca del imputado que desea que Bárbara se integre a su familia biológica.
Luego de un cuarto intermedio, a las 13, el Tribunal dará a conocer la sentencia para Ricchiuti y Hermann. Las Abuelas de Plaza de Mayo esperamos que la condena sea acorde a la gravedad del delito de lesa humanidad cometido.
Ciudad de Buenos Aires, martes 28 de diciembre de 2010.

lunes, 27 de diciembre de 2010

COMUNICADO DE PRENSA

Convocatoria a la sentencia del juicio a Ricchiuti y Hermann
Abuelas de Plaza de Mayo convoca a la lectura de la sentencia del juicio a Luis José Ricchiuti y Élida Hermann por la apropiación de la hija de Antonio García y Beatriz Recchia mañana, martes 28 de diciembre, en el Auditorio Municipal de San Martín, ubicado en Sáenz Peña 4151 de José León Suárez. El veredicto se leerá a las 13 y a las 10.15 los imputados podrán decir sus últimas palabras.
Agradecemos la difusión de esta información y esperamos que nos acompañen.

Abuelas de Plaza de Mayo
Ciudad de Buenos Aires, 27 de diciembre de 2010

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La querella pidió 25 años de prisión para Richiutti y 19 para Hermann

Los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo pidieron al Tribunal Oral Federal en lo Criminal Nº 5 de San Martín una condena de 25 años de prisión para Luis José Richiutti y de 19 para Élida Hermann, por los delitos de sustracción, retención y ocultamiento de la hija Antonio García y Beatriz Recchia, así como también por el delito de falsificación de documento público. Por su parte, la fiscalía pidió 20 años para Richiutti y 14 para Hermann por los mismos delitos.

“Richiutti y Hermann no sólo engañaron a Bárbara. En todas las oportunidades en que fue necesario hicieron consignar datos falsos en los documentos públicos referidos a ella”, afirmó el letrado Mariano Gaitán.

En tanto, el abogado Alan Iud consignó las contradicciones en las que incurrió Ricchiutti en su declaración: “No es creíble la aparición de la beba dentro del auto. Este relato es inverosímil. ¿La persona que dejó a la beba probó en el estacionamiento a ver qué autos se abrían para depositar a la beba? Tampoco es creíble que un matrimonio que no podía concebir, tal como surge de la historia clínica de Hermann y como relató la testigo Aurnage, mágicamente encuentre una niña dentro de su auto”.

La querella demostró en el alegato que Richiutti y Hermann no realizaron ninguna gestión para averiguar de dónde provenía el bebé. “Por el contrario, Bárbara, recién nacida, fue atendida en el Hospital Militar de Campo de Mayo ya como hija de Ricchiuti y Hermann, evidenciando que desde el primer momento su decisión fue quedarse con la niña”, sentenció Iud.

martes, 14 de diciembre de 2010

"A Barbarita la educamos en la verdad, sólo le dijimos una mentira piadosa”

Luis José Richiutti, ex miembro del Batallón 601, prestó testimonio en el juicio que se le sigue por la apropiación de la hija menor de Antonio García y Beatriz Recchia. Tratando de presentarse como víctima y no como victimario, el represor justificó sus delitos y minimizó su trabajo en el Ejército.
Richiutti comenzó su relato desde el momento en que conoció a su mujer, también imputada en la causa, Élida Hermann. “Nos conocimos trabajando en las villas, con la Acción Católica”.El acusado minimizó su tarea en el Ejército. “Siempre fui un subalterno, sólo traía y llevaba correspondencia”, dijo, y agregó que los días que lo enviaban en comisión era sólo para trasladar sobres, algo improbable para un hombre formado en labores de inteligencia.
En la misma línea, Richiutti explicó la “obtención” de la hija del matrimonio desaparecido: “Una mañana del 18 de mayo de 1977, cuando salía de mi casa para ir a trabajar, al entrar a mi auto –muy humilde mi auto, tan viejito que ya no era ni blanco– encontré en el asiento delantero una bebé envuelta en una mantita”. Según contó, el vehículo se abría sin necesidad de llave porque le habían robado varias veces y el picaporte se abría con sólo golpearlo. Luego describió que en ese momento regresó a su casa y le dijo a su mujer “Élida, mirá lo que nos dejaron”.
Luego comenzaron los artilugios para anotar a un bebé ajeno como propio. De inmediato fueron al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde “para agilizar” las trámites con la Obra Social, dijeron que era suya.
El paso siguiente fue conseguir un médico que falsificara la partida de nacimiento: “Nos cobró muy caro”, se quejó el imputado, acerca del costo de uno de los trámites que realizó para robar al bebé. Otro detalle de la declaración fue el trámite de inscripción. La niña fue robada el 18 de mayo, pero el matrimonio Richiutti-Hermann la anotó recién el 27, aunque como nacida el 22 de ese mes: “Lo hicimos para evitar sanciones”, explicó Richiutti, quien aparentemente desconocía los tiempos que existen para anotar un niño, y la irregularidad que implica falsear el día de nacimiento.
El resto se sabe, la mentira constante acerca del origen, de los padres, del lugar de nacimiento una y otra vez para evitar ser descubiertos. “Nosotros educamos a Barbarita en la verdad, sólo dijimos una mentira piadosa, pero porque nos parecía muy doloroso contarle que había sido abandonada”, concluyó el ex militar.
Mañana a partir de las 9 se leerán los alegatos de la querella y la fiscalía. Para el viernes 17, a la misma hora, está prevista la lectura de los alegatos de la defensa y las réplicas.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Dos testigos de la defensa terminaron reconociendo que Bárbara no era hija de Ricchiuti y Hermann

El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5 de San Martín informó además la suspensión de la audiencia prevista para este viernes 10 de diciembre, en tanto que para el próximo martes -14 de diciembre- está programada la declaración de dos testigos.

En la jornada de ayer, dos testigos -aportadas por la defensa-, terminaron reconociendo que Bárbara no era hija de los imputados Ricchiuti y Hermann. La versión que éstos le contaron en su momento a las dos testigos es que habían encontrado a la beba en su propio auto.

Amigas de Hermann, María del Carmen Aurnage y Laura Wencelblat incurrieron en numerosas contradicciones. La primera es vecina de la pareja desde hace 40 años, mientras que la segunda, de profesión abogada, contó que nunca había hablado con la imputada sobre el nacimiento de Bárbara. No obstante, reveló que hace dos años -una semana después de un allanamiento en el que la joven aceptó realizarse el examen de ADN-, Hermann le confesó que no era su hija.

Las otras declaraciones de la jornada fueron las de los especialistas del Banco Nacional de Datos Genéticos, quienes confirmaron la identidad de la joven.

Para el martes que viene también se espera la palabra del acusado Luis Ricchiuti, quien anticipó que va a hablar. Si queda tiempo, podría comenzar la fase de alegatos, caso contrario empezaría al día siguiente. Dos días más tarde, el viernes 17 de diciembre, los jueces ya podrían dar su veredicto, aunque, si los alegatos se extienden, anunciarían el fallo el martes 21 de diciembre.

jueves, 2 de diciembre de 2010

“Nadie me tuvo que contar del embarazo de mi mamá, lo recuerdo porque lo viví”

Está en marcha el juicio a Luis Ricchiuti y Élida Hermann por la apropiación de Bárbara, hija de Beatriz Recchia y Antonio García y hermana menor de Juliana, quien trabaja desde 2001 en Abuelas y es parte querellante en la causa.

Comenzó el juicio oral y público a Luis José Ricchiuti, ex miembro de Inteligencia del Batallón 601 de Campo de Mayo, y Élida Renne Hermann, por la apropiación de la hija de Beatriz Recchia y Antonio García.
Juliana, hija mayor de la pareja y querellante, prestó testimonio ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 5 de San Martín que lleva la causa. “Mis padres tenían una profunda conciencia social y de clase –contó Juliana–. Viví con ellos tres años y trece días, intensos trece días”, en alusión a que en el último tiempo, sabiéndose perseguidos, se mudaban con frecuencia.
“Hacían todo para que yo estuviera bien. Recuerdo el amor que me dieron y las ansias con que esperaban a mi hermana. Nadie me tuvo que contar del embarazo, yo lo sabía, lo recuerdo porque lo viví. Mi tío, de hecho, conserva grabaciones en donde hablo de la panza de mi mamá”. También le quedaron sensaciones. La de escapar, por ejemplo, que no se la pudo quitar hasta mucho después. “Y recuerdo en la piel sus abrazos y sus besos, cuando le doy abrazos a mis hijas los siento”.
Recién el año pasado Juliana se animó a conversar con vecinos de la casa donde en un desigual tiroteo mataron a su padre y secuestraron a su madre. “A mi mamá y a mí nos hicieron pasar por al lado del cuerpo de mi papá en el piso, yo lloraba y decía ‘mamá, mamá, mamá’, y recuerdo la sensación de que a ella tampoco la iba a ver más”.
Familiares, amigos e integrantes de organismos de derechos humanos que se dieron cita en el Auditorio Municipal de San Martín, en José León Suárez, siguieron con lágrimas en los ojos el testimonio de Juliana. El imputado Ricchiuti, por su parte, se mostró serio y preocupado. A Hermann, en cambio, se la notó confiada y displicente. Cabe destacar que la acusada, en 1977, fingió durante cuatro meses estar embarazada, y que más tarde, una vez restituida la verdadera identidad de Bárbara, fingió dos episodios cardíacos para generarle culpa y obstaculizar su relación con Juliana.

“Una búsqueda colectiva”
Para Juliana “la búsqueda era a través de Abuelas porque era colectiva”. Cada vez que iba a la sede de la Asociación, algo que hacía desde chica, “era como que estábamos más cerca de encontrarlo”.
“Al principio creíamos que era un varón, mis padres tenían elegido el nombre de varón pero no el de nena. Además, Cacho Scarpatti (principal testigo del horror de Campo de Mayo) dijo que tuvo un nene pero luego comprobamos que había confundido a mi mamá con Norma Tato”.
De nena Juliana buscaba a su hermano en silencio. Cuando le decían que se parecía a alguien, nunca le resultaban triviales estos comentarios. “Enseguida quería conocer a esa persona y saber si había posibilidades”. Despojada de la experiencia fraterna, “sentía que jugaba a la escondida”. “Sin embargo, fui entendiendo que no se había escondido sino que a mi hermana la tenían secuestrada”.
En 2001 renunció a su trabajo de entonces y se integró al trabajo de Abuelas, inicialmente en el área de Presentación espontánea, luego en Investigación, y cada vez que atendía un caso de alguien nacido en mayo de 1977 –fecha de parto de su madre–, Juliana se ponía alerta. Así vivió unas cuantas desilusiones pero también alegrías. “Con cada nieto que encontramos, porque los encontramos entre todos, es verdad que se siente encontrar un pedacito del que uno busca, se renueva la esperanza”, dijo.
Cuando se presentó el caso de su hermana, Juliana, sintiéndose demasiado implicada, pensó que lo mejor sería que sus compañeras se reunieran con Bárbara para confirmarle que podía ser hija de desaparecidos. Pero no aguantó y fue al encuentro que ya había comenzado. Se sentó a un costado. La piel de Bárbara, en ese momento embarazada, era la misma piel que Juliana veía todos los días en el espejo. “Sentí que era ella y sentí todo lo que había imaginado que debía que sentir cuando la encontrara”.
El reconocimiento como hermanas llegó pronto. Ocurrió en un bar cerca del juzgado donde se le informaría a Bárbara que era hija de Beatriz y Antonio. Y Juliana, hasta allí habituada a la búsqueda, no al encuentro, volvió a nacer. “Nada alrededor, éramos ella y yo, nadie más, me levanté y ella se acercó”.
– Ah, ¿sos vos mi hermana?
– Sí, soy yo, y necesito abrazarte – respondió Juliana, y se abrazaron le mostró fotos de sus papás y desde ese primer encuentro han ido construyendo una relación basada en el amor.
El conmovedor relato de Juliana fue interrumpido por el abogado de Ricchiuti. “Me tocó conocer a mi hermana luego de 32 años. Considero que Ricchiuti y Hermann son los responsables del dolor que tuve durante la búsqueda, de todo lo que sufrí, de la impotencia”, replicó Juliana y, contundente, agregó: “Además no sé si es la primera vez que lo veo a Ricchiuti, empiezo a creer que no, empiezo a sospechar nos vimos cuando yo tenía tres años y que él participó del operativo donde secuestraron a mi mamá y mataron a mi papá”.
Ricchiuti, intranquilo, no pudo evitar acomodarse el traje y moverse en su silla.