El miércoles 1° de diciembre de 2010 comienza el juicio Oral y Público a Luis José Ricchiuti (ex miembro de Inteligencia del Batallón 601 de Campo de Mayo) y Élida Renne Hermann por la apropiación de la hija de Beatriz Recchia y Antonio García, desaparecidos en 1977. Las audiencias se desarrollarán en el Auditorio Municipal de San Martín, ubicado en Sáenz Peña 4151 de José León Suárez, a partir de las 9.



martes, 14 de diciembre de 2010

"A Barbarita la educamos en la verdad, sólo le dijimos una mentira piadosa”

Luis José Richiutti, ex miembro del Batallón 601, prestó testimonio en el juicio que se le sigue por la apropiación de la hija menor de Antonio García y Beatriz Recchia. Tratando de presentarse como víctima y no como victimario, el represor justificó sus delitos y minimizó su trabajo en el Ejército.
Richiutti comenzó su relato desde el momento en que conoció a su mujer, también imputada en la causa, Élida Hermann. “Nos conocimos trabajando en las villas, con la Acción Católica”.El acusado minimizó su tarea en el Ejército. “Siempre fui un subalterno, sólo traía y llevaba correspondencia”, dijo, y agregó que los días que lo enviaban en comisión era sólo para trasladar sobres, algo improbable para un hombre formado en labores de inteligencia.
En la misma línea, Richiutti explicó la “obtención” de la hija del matrimonio desaparecido: “Una mañana del 18 de mayo de 1977, cuando salía de mi casa para ir a trabajar, al entrar a mi auto –muy humilde mi auto, tan viejito que ya no era ni blanco– encontré en el asiento delantero una bebé envuelta en una mantita”. Según contó, el vehículo se abría sin necesidad de llave porque le habían robado varias veces y el picaporte se abría con sólo golpearlo. Luego describió que en ese momento regresó a su casa y le dijo a su mujer “Élida, mirá lo que nos dejaron”.
Luego comenzaron los artilugios para anotar a un bebé ajeno como propio. De inmediato fueron al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde “para agilizar” las trámites con la Obra Social, dijeron que era suya.
El paso siguiente fue conseguir un médico que falsificara la partida de nacimiento: “Nos cobró muy caro”, se quejó el imputado, acerca del costo de uno de los trámites que realizó para robar al bebé. Otro detalle de la declaración fue el trámite de inscripción. La niña fue robada el 18 de mayo, pero el matrimonio Richiutti-Hermann la anotó recién el 27, aunque como nacida el 22 de ese mes: “Lo hicimos para evitar sanciones”, explicó Richiutti, quien aparentemente desconocía los tiempos que existen para anotar un niño, y la irregularidad que implica falsear el día de nacimiento.
El resto se sabe, la mentira constante acerca del origen, de los padres, del lugar de nacimiento una y otra vez para evitar ser descubiertos. “Nosotros educamos a Barbarita en la verdad, sólo dijimos una mentira piadosa, pero porque nos parecía muy doloroso contarle que había sido abandonada”, concluyó el ex militar.
Mañana a partir de las 9 se leerán los alegatos de la querella y la fiscalía. Para el viernes 17, a la misma hora, está prevista la lectura de los alegatos de la defensa y las réplicas.